UN NUEVO ATENTADO AL PATRIMONIO HISTÓRICO FERROVIARIO

Esta vez le ha tocado a un pequeño edificio de la estación de Huércal-Viator que nos duele especialmente a los que formamos ASAFAL. Nuestra antigua sede social, la denominada “casilla del capataz” ha sido derribada por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). Un mensaje del Ayuntamiento de Huércal de Almería anunciaba el corte de la calle para efectuar los trabajos de demolición y eso fue lo que nos hizo sospechar que ya no había vuelta atrás. Ya lo intentó la vieja RENFE, cuando se sustituyó el peligroso paso a nivel por el actual elevado, pero las autoridades municipales de la época impidieron su desaparición. Poco le ha importado a la actual corporación que desaparezca de su localidad un elemento patrimonial tan ligado al territorio y que podría haber sido acondicionado para otros usos.

ASAFAL se enorgullece de haber salvado a este edificio ferroviario de su progresivo deterioro cuando, en 2004, tras establecer un contrato de alquiler con RENFE, lo rehabilitamos completamente y lo adaptamos para nuestra sede social. El vecindario nos agradeció la labor que realizamos porque dignificamos el entorno y le devolvimos el esplendor a la casilla y al amplio jardín. A pesar de estar en un entorno ferroviario, las necesidades de espacio fue el motivo para nuestro traslado en 2015 a la sede actual de la calle Tauro de Almería. Sin embargo, dejamos una importante inversión que podría haber sido aprovechada por nuevas iniciativas públicas o privadas que hubieran mantenido el edificio dentro del conjunto de la estación. Pero, al parecer, lo más fácil es borrar de la historia de Huércal de Almería este elemento que formaba parte del recinto de la estación de ferrocarril.

Y qué será lo siguiente, ¿el muelle cubierto de la estación? En su momento, también realizamos una propuesta de usos al propio Ayuntamiento para darle vida y evitar su deterioro. ¿Desidia, desprecio, intereses, incultura? Posiblemente una mezcla de todo.

Lamentablemente, nos tememos que esto solo puede ser el principio de una serie de derribos a lo largo de la centenaria línea de Linares a Almería. La estación de Benahadux-Pechina, la de Fuente Santa, la de Doña María-Ocaña o la de Abla-Abrucena están en una situación casi de ruina por falta de mantenimiento y de interés para darle un nuevo uso, porque parece que la política de ADIF es la de no mantener en pie estos pequeños edificios históricos. La única posibilidad que existe para evitar su desaparición es que sean cedidos a los municipios donde se encuentran para su posterior rehabilitación y que puedan reconvertirse en nuevos espacios con usos diversos. Tampoco debemos olvidar que en la capital subsisten las centenarias naves de los talleres de la Compañía del Sur de España, construidas a finales del siglo XIX con una hermosa estructura metálica roblonada y  compañeras de la estación de viajeros, sobre las que planea el peligro de la piqueta. Asafal ya ha solicitado oficialmente a la Junta de Andalucía una especial protección para la nave del taller de locomotoras con el fin de que no corra la misma suerte que el edificio de nuestra antigua sede social. Las posibilidades de esta estructura son inmensas en una ciudad necesitada de elementos como este y que, en un futuro próximo puedan ser reconvertidos en un gran espacio de uso ciudadano.

Para “nuestra casilla” ya no será posible, pero todavía estamos a tiempo de evitar que lo que hoy es una amenaza se convierta en un auténtico atentado al patrimonio ferroviario de la provincia de Almería.

REDACCIÓN ASAFAL

La casilla totalmente rehabilitada antes de su inauguración como sede social de ASAFAL en 2004.

 

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