Recuerdo aquellas manifestaciones de los años 90 del siglo pasado reivindicando infraestructuras ferroviarias para nuestra provincia y planteando el soterramiento y la llegada de la Alta Velocidad. Desde ese momento, fueron constantes las promesas de gobiernos de uno y otro signo que caían siempre en saco roto provocando un aumento de la desafección política en unos almerienses siempre abandonados, siempre engañados. A comienzos del Siglo XXI, ASAFAL presentó un dossier con propuestas de actuación sobre el ferrocarril en Almería. Hacíamos un llamamiento a las administraciones con el objetivo de equipararnos al resto de España y conseguir servicios modernos de viajeros y mercancías. La respuesta de la Administración no se hizo esperar en forma de promesa y en el sentido de que Almería estaría unida a Europa por Alta Velocidad incluso para los Juegos del Mediterráneo de 2005. Como pueden observar nuestros lectores, han pasado 20 años dando largas, estirando y demorando plazos. Y así llegamos a una situación actual donde sentimos, después de varias décadas, el AVE recorriendo nuestras vías. Hace unas semanas estuvimos presentes en el 7º chequeo a las obras del AVE Almería-Corredor Mediterráneo. Allí pudimos constatar que si bien, desde el punto de vista de la ejecución, las obras avanzan imparables, sin embargo, además de la realidad de Lorca con unos plazos muy ajustados, quedan aún muchos contratos por adjudicar y ejecutar. Por otra parte, la Agencia Estatal de Seguridad obliga a realizar pruebas entre seis y nueve meses aproximadamente. En definitiva, una vez más se incumplen los plazos y es difícil que antes de 2028 un ciudadano se suba al AVE. Cuando llegue, ninguna persona que tenga o haya tenido responsabilidad pública puede sacar pecho y apuntarse el tanto si es que queda dignidad.
Artículo publicado en La Voz de Almería el 6 de mayo de 2025 por Pedro Mena Enciso.