Con estas palabras podríamos resumir las consecuencias de la reunión para tratar el asunto del soterramiento de las vías del tren con el Ministerio de Fomento. Tarde, porque han pasado varios años para dar una respuesta a lo que reclamamos desde hace mucho tiempo en Almería y, con daño, porque resulta que la obra saldrá bastante más cara incluso que las previsiones de los muy pesimistas y la ejecución se alargaría en el tiempo. Lo que es incuestionable desde nuestro punto de vista es la centralidad actual de la estación del ferrocarril y, a partir de ahí, se tienen que buscar las soluciones más acertadas posibles sin hipotecar el futuro económico del municipio, porque si en otras ciudades se están acometiendo obras faraónicas (caso del soterramiento de Valladolid), el dinero con el que los almerienses pagamos los impuestos tiene el mismo valor, ni más ni menos, que en el resto de España. Por eso, ahora es cuando nuestros políticos tienen que demostrar si están a la altura del cargo que ostentan para sacar el máximo partido a este proyecto con el mínimo coste posible y pensando en el futuro de Almería. Probablemente pudiera existir otro mejor, pero se han perdido años por no tener una idea clara de lo que se quería hacer con el entramado de vías actual, y si no, recordemos el famoso lago y el dineral que se gastaría para nada, además de los vaivenes políticos de turno que han dilatado ese consenso tan necesario en este asunto tan importante. Y es que aquí no estamos hablando de cubrir el cauce seco de una rambla, sino que hablamos de dotar a la ciudad de unas modernas instalaciones ferroviarias integradas plenamente en la ciudad para acoger un medio de transporte básico en este siglo XXI. Así pues, si se ha decidido soterrar las vías, trabajemos por mejorar lo que nos ofrecen para aproximarnos a lo que realmente queremos, pero, por favor, no nos engañen más.
Jesús Martínez Capel
Presidente de ASAFAL