Esta mañana se constituye oficialmente la primera asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería. Objetivamente, se trata del primer gesto ciudadano decidido a defender lo que tenemos (bien poco) y a tratar de que no desaparezca por entero. No obstante, el discurso profundo de esta asociación está basado más en el sentimiento que produce el desmorone ferroviario almeriense que en la reivindicación, con lo que en principio se le auguran pocas aportaciones exitosas. Plantear la queja desde el dolor tan sólo conduce a la nostalgia, y no está el horno para ese bollo. Uno diría que para mantener vivo el tren en Almería hace falta más acción barojiana y menos reflexión unamuniana, y cito de paso a dos autores muy de la época dorada del tren. En todo caso, habrá que prestar atención a las propuestas y actuaciones de esta nueva asociación, de la que cabe esperar una actuación revulsiva y concienciadora del gran público almeriense acerca de lo terminal de la situación del tren en Almería y no que se limite a ser un club dé maquetistas románticos. Insistamos: más acción y menos reflexión. Esa es la vía más rápida para defender nuestro tren.