ENSEÑANDO LA VÍA DEL VIEJO FERROCARRIL MINERO LUCAINENA-AGUAMARGA

Con la asistencia de 75 personas, la actividad se encuadraba dentro del doble objetivo de dar a conocer, por un lado, el importante patrimonio cultural heredado de las actividades mineras en el levante almeriense, del que un buen ejemplo es el conjunto de instalaciones e infraestructura que se conserva a lo largo de 35 km entre Lucainena de las Torres y Aguamarga. Y por otra parte, agasajar y homenajear a José Antonio Gómez y José Vicente Coves como autores del libro Trenes, cables y minas de Almería, cuya segunda edición ha publicado recientemente el Instituto de Estudios Almerienses. Este libro ha supuesto un auténtico “best-seller” y ha marcado un hito en la historiografía almeriense contemporánea.

Explicación sobre el terreno de las características del trazado por parte de los guías

La actividad ha sido coordinada por Amparo Martínez Sampedro, Jefa del Departamento de Historia del IEA, y por Antonio Aguilera y Domingo Cuéllar, miembros de ASAFAL. Asimismo, además de la presencia de los autores citados, se contó con la colaboración del profesor de la Universidad de Almería, Andrés Sánchez Picón, especialista en temas de historia económica y estudioso del proceso minero; en su haber cuenta también el ser el autor del prólogo de la primera edición del año 1994. De igual modo, el alcalde de Lucainena de las Torres, Juan Herrera Segura, estuvo presente a lo largo de todo el recorrido. El traslado de los asistentes se realizó desde Almería en tres pequeños autobuses, que acercaban a los excursionistas a los puntos marcados por los coordinadores para realizar las explicaciones.

El inicio del recorrido arrancó junto a las instalaciones de carga existentes en Aguamarga. En aquel lugar, ejercieron de guías José Antonio Gómez y José Vicente Coves, los cuales fueron explicando e interpretando las distintas instalaciones allí existentes. Desde los tramos de vía a diferente nivel, hasta la ubicación en el mar del puente de carga, pasando por los planos inclinados, almacenes y depósitos en los cuales la Compañía Minera de Sierra Alhamilla era capaz de albergar hasta 45.000 toneladas de mineral de hierro. A continuación, y en dirección a la Venta del Pobre, se realizaron dos paradas, La Palmerosa y Camarillas, dos antiguas estaciones de cruce de la línea, en la que se pudieron observar las características del trazado, la estructura de pequeños puentes y la tipología característica de los depósitos de agua para alimentación de las calderas de las locomotoras de vapor. En estos puntos, los asistentes pudieron comprobar el buen estado de conservación del trazado de la vía, siendo en la actualidad apto para recorrerse tanto a pie como en cualquier tipo de vehículo, de manera recomendable en bicicleta.

Soberbio estribo del puente de la Rafaela (Los Olivillos)

Una vez superada la divisoria de la autovía, se asciende en dirección a Lucainena, por Níjar, para volver a localizar el trazado en Rambla Honda, desde donde prosigue paralelo a la rambla de Alías. Aquí ya ha cambiado el paisaje, y de los campos abiertos y ligeras elevaciones del Campo de Níjar, se pasa a la estribaciones montañosas e importantes barrancos que necesitan ser salvados por el ferrocarril a través de imponentes obras de fábrica. Los excursionistas hicieron la siguiente parada en el puente de la Rafaela, privado en la actualidad del tablero superior metálico, pero que mantiene su magnífico esplendor y su altivez salvando a gran altura la rambla de Alías. Se localiza junto a la cortijada de Los Olivillos, y en sus proximidades se encuentra el cortijo de las Tejas, que en su paisaje de hondas raíces moriscas ofrece al visitante una noria de tipología árabe.

Distintos momentos de la visita y explicación en los Hornos de Calcinación.

La última etapa del recorrido se realiza, ya en Lucainena de las Torres, con la visita a la batería de hornos de calcinación y el conjunto de instalaciones de carga y transporte ubicados al oeste de la población. En este punto, el profesor Sánchez Picón realizó una introducción del contexto internacional del ciclo de la minería del hierro, que impulsó la fuerte demanda del mineral no fosforoso de las sierras almerienses para los altos hornos ingleses. El cambio tecnológico de los años veinte y la competencia de otros enclaves marcaron el final de la actividad extractora. Seguidamente, y acompañados del material entregados a los asistentes, José Antonio Gómez y José Vicente Coves, glosaron la imponente variedad de las instalaciones mineras, que cubren varias fases y ocuparon toda la ladera norte del Cerrón de Lucainena y montes aledaños. Todo este patrimonio, se reivindicó por parte de los guías, debe ser puesto en activo a semejanza de otras actuaciones realizadas en otros focos mineros de la península. A continuación, la expedición se trasladó al Restaurante El Museo, en Lucainena de las Torres, donde invitados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Lucainena de las Torres se nos obsequió con una magnífica comida, que incluía el inevitable puchero de trigo. En la sobremesa, con la presencia de Juan Herrera, alcalde de Lucainena, Amparo Martínez, Jefa del Departamento de Historia del IEA, y Jesús Martínez, presidente de ASAFAL, se dio cumplido agasajo a los autores del libro de Trenes, cables y minas de Almería. Todos los asistentes firmaron en un ejemplar que se entregó a los autores. Así mismo, Jesús Martínez anunció que José Antonio y José Vicente serán nombrados socios honorarios de ASAFAL, en honor a sus importantes merecimientos en dar a conocer la historia del ferrocarril en Almería.

D. Juan Herrera, alcalde de Lucainena de las Torres, se dirige a los asistentes para agradecer su presencia.

La interesante jornada concluyó con una breve parada, en el camino de regreso a Almería, junto al impresionante muro del llamado “Pantano de Isabel II”. Su construcción, según explicó el profesor Sánchez Picón, data de 1845 y se levantó con un sistema escalonado de sillería caliza de gran solidez. El objetivo de esta empresa, de iniciativa privada, era poner en regadío un amplio lote de tierras en el Campo de Níjar, pero esta finalidad fue irrealizable debido a la colmatación por lodos de la cuenca de recepción, ubicado en una confluencia de ramblas en la cerrada de los Gaitanes.

DATOS HISTÓRICOS DE LA LÍNEA

 

Tren minero en las proximidades de Lucainena de las Torres, en los primeros años del siglo XX. Fondo Museo Vasco del Ferrocarril.

La Compañía Minera de Sierra Alhamilla, participada al 50 % por los industriales Ramón de la Sota y Eduardo Aznar, construyó a partir de 1894 un ferrocarril de vía estrecha, 0,75 metros, entre Lucainena de las Torres y Aguamarga, punto en el que se hacía el embarque de mineral. El coste total de la construcción, incluidos vías, instalaciones y embarcaderos, se elevaba hasta los 3,5 millones de pesetas de la época, promediando unas 100.000 pts por kilómetro. El trazado salvaba, especialmente en su parte superior, algunas ramblas y barrancos que precisaron de puentes metálicos de gran envergadura, como los casos de la Rafaela y el Molinillo. Los perfiles del trazado, en sentido descendente entre Lucainena y Aguamarga presentaban una pendiente media de 15 milésimas, no superándose en ningún caso el 25‰. Como puntos intermedios, para facilitar el cruce de trenes y repostar agua en las calderas de las locomotoras se construyeron las estaciones de Peralejos, Camarillas y Palmerosa.

El volumen de actividad de la línea, con transporte exclusivamente minero, fue muy importante y entre 1896 y 1931 transportó un total de 3.795.569 tn. El material utilizado en la explotación eran pequeñas locomotoras de vapor, hasta nueve, todas debidamente bautizadas, que tenían una potencia media de 280 CV. Habitualmente cada tren arrastraba 20 vagones cargados con un peso total de 200 tn (cada vagón podía cargar 7,5 tn más las 2,9 de tara). Excepcionalmente, el ferrocarril contaba con dos pequeños coches de viajeros que serían utilizados para el transporte de directivos e ingenieros, aunque quedan algunos testimonios de su uso para el traslado de algunos vecinos de Lucainena a las playas de Aguamarga. El cese de la actividad se verificó en 1941, procediéndose a continuación al desmantelamiento completo de la línea e instalaciones anexas.

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA DE “TRENES, CABLES Y MINAS DE ALMERÍA”

La primera edición de este libro se realizó en 1994. Era un interesante proyecto, propiciado por el Departamento de Historia del Instituto de Estudios Almerienses,  que pretendía hacer una recopilación del importante bagaje histórico relacionado con las explotaciones ferroviarias de la provincia de Almería.
El magnífico trabajo de José Antonio Gómez y José Vicente Coves hace un exhaustivo estudio de todas y cada una de las empresas de transporte ferroviario que realizaron su actividad en el ámbito geográfico de la provincia de Almería. El recorrido de la investigación nos hace ver el espectacular impulso que, en los años del cambio de siglo, tuvo el transporte ferroviario, proliferando por doquier ferrocarriles de vía estrecha y cables mineros, que complementaron la red ferroviara principal de las líneas de Linares a Almería y de Guadix a Lorca.
El éxito de la primera edición, agotada en poco tiempo, hacía necesaria una reedición del trabajo. Los autores, sin embargo, han revisado, corregido y ampliado considerablemente tanto el volumen documental como los testimonios gráficos. Éste es otro acierto de esta segunda edición, la calidad empleada en el papel y el magnífico inventario fotográfico hace de este libro un auténtico álbum de la historia del ferrocarril en Almería.

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