HACE ya algunas semanas que tuvo lugar la presentación de la obra: ‘Los Transportes en el Sureste Andaluz (1850-1950)’, cuyo autor es el historiador almeriense Domingo Cuéllar Villar. Se trata de la tesis doctoral defendida por este investigador en el campus de la Universidad de Almería en junio de 2002. El personaje merece toda nuestra atención y admiración porque viene a representar el premio al esfuerzo y a la dedicación. Efectivamente, Domingo comenzó su carrera profesional desde abajo, como maquinista de Renfe y, a partir de ahí, con humildad y constancia llegó a terminar la carrera de Historia en la UNED. Compaginó estudios y trabajo, fue como dijo su director de tesis, el profesor Sánchez Picón, «ferroviario antes que historiador del ferrocarril» y, por tanto, ha dedicado muchos años al tren. Actualmente desarrolla su labor investigadora en al Archivo Histórico Ferroviario (Fundación de los Ferrocarriles Españoles) y es profesor de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Madrid. El libro constituye un magnífico estudio del transporte mecanizado, como Alsina Graells, y empresas ferroviarias, como la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España. Dedica muchas páginas a presentarnos cómo se creó y desarrolló la red de transporte en el sureste andaluz, en torno a la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, y sus efectos sobre el histórico aislamiento de una región con escasas infraestructuras. Es curioso constatar que hasta finales del siglo XIX no llegó el tren a Almería, Soria y Teruel, últimos rincones del país en disfrutar de este romántico medio de transporte. La provincia de Almería, por otra parte, presentaba una actividad económica ligada a la minería del plomo y del hierro, a la uva o al esparto, productos orientados a la exportación que hicieron posible la mejora de los transportes muy entrado ya el siglo XX. Así, en la época que da inicio al estudio de este libro, desplazarse de Almería a Madrid se convertía en una verdadera odisea, pues era necesario utilizar diversos medios de transporte (barco y diligencias) e invertir hasta una semana en el viaje. En 1950, fecha de finalización de la obra, la aparición del ferrocarril y la automoción permitieron recorrer el trayecto en menos de 15 horas.
Tampoco olvida, nuestro brillante ex-maquinista, una serie de conclusiones para establecer una comparación con la situación actual del transporte en Almería valorando las enseñanzas que nos ha transmitido la historia y proponiendo la realización de una red ferroviaria a lo largo del litoral andaluz. Domingo Cuéllar, desde su trabajo en Madrid, continúa ligado a Almería a través de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y, en este sentido, reivindica, a través de ASAFAL, una serie de actuaciones para la adecuación del ferrocarril en Almería con el objetivo de acabar con nuestro tradicional aislamiento causado por la insuficiente y tardía red de infraestructuras de transporte. Gracias, amigo Domingo, por un trabajo indispensable a la hora de abordar la cuestión de las carreteras y el ferrocarril en nuestra historia contemporánea.
Pedro Mena Enciso
Publicado en el IDEAL de Almería el 16 de diciembre de 2003