10 de agosto de 1950. El contingente de adolescentes que asistirían al segundo turno de quince días del “Campamento Covadonga” que el Frente de Juventudes instalaba todos los veranos en la Sierra de Abrucena (Almería), en la finca del “Tío Carlos”, abandona el tren en la estación de Abla-Abrucena para dirigirse a pie hasta el campamento. El convoy, formado por dos coches de 3ª clase sin pasillo y con portezuelas que se abren hacia el exterior, lleva en cabeza una locomotora de vapor, probablemente una 700 de MZA (en la época de RENFE estuvieron prestando servicios menores en líneas del sureste peninsular), que está acoplada en sentido contrario a su marcha normal, una auténtica reliquia de antes de la Guerra. En la vía (la 3ª de la estación) que aparece en primer plano, al fondo, se puede apreciar un vagón tolva con garita cargado de mineral que, posiblemente corresponda a la cola de un tren apartado para dar preferencia a este curioso tren de pasajeros.
Los jóvenes almerienses bajan ilusionados ante los quince días de acampada con profusión de juegos y actividades culturales y durante los que se comía la mar de bien.
Jesús Martínez Capel