En la primavera de 1989 se inició un proyecto pionero en Almería con la puesta en circulación de varios trenes internacionales con cajas móviles ventiladas de 25’ sobre vagón plataforma, cuya carga estaba compuesta de melones y sandías procedentes de varias empresas exportadoras de la provincia. Con esta experiencia piloto se pretendía demostrar la viabilidad del ferrocarril para dar una respuesta al sector hortofrutícola almeriense ante su necesidad de alternativas al exclusivo transporte por carretera.
Lo más novedoso radicaba en que se ponía en práctica por primera vez el transporte combinado (camión + tren) para evitar la ruptura de carga, algo que era inevitable con el vagón convencional. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar, ya que a comienzos de 1990 se empleó la nueva caja móvil frigorífica de 45’ (13’5m. de longitud) idéntica al semirremolque de carretera. En esta ocasión, la carga transportada fueron hortalizas diversas (pimiento, berenjena, calabacín, etc.) y varios destinos europeos (Alemania, Francia, Dinamarca, etc.).
Para poder manipular las unidades intermodales, RENFE incorporó a la pequeña estación de mercancías de Almería, habilitada para la ocasión (hoy es un aparcamiento público de vehículos), una moderna grúa automóvil portacontenedores.
En general, y a pesar de las dificultades de tránsito y la propia logística que 20 años atrás limitaba al ferrocarril, se cumplieron los plazos de transporte establecidos y se demostró que era factible esta opción. Sin embargo, la falta de iniciativa pública y privada impidió la continuidad, ya que era muy complicado operar en una estación de carga sin las mínimas condiciones que exigía un transporte de estas características: estación alejada del casco urbano con buenos accesos por carretera, frente a un recinto muy pequeño insertado en plena ciudad y vías exclusivas de carga/descarga de un mínimo de 500
m., frente a la disponible de 150 m., entre otras cuestiones. Si en ese momento se hubiera apostado por construir una verdadera estación de mercancías, hoy, dos décadas después, es muy probable que la línea de Linares a Almería estuviera electrificada en su totalidad, mejorado su trazado y con una actividad ferroviaria muy importante. La realidad de hoy, por desgracia, es otra. Tiempo perdido.