Han transcurrido 15 años desde que ASAFAL visitó por primera vez el enclave minero del barranco Jaroso, famoso por su filón de galena argentífera y por lo que supusieron para la economía local de la época las numerosas explotaciones que se desarrollaron a raíz de su descubrimiento en 1839. Los vestigios que aún permanecen son muy numerosos, a pesar del tiempo transcurrido desde la finalización de este ciclo minero intensivo que propició la construcción de distintos tipos de ingenios mecánicos para la explotación y transporte de minerales, especialmente el hierro, hasta la costa cercana.
El camino desde la barriada cuevana de Los Lobos se ha arreglado recientemente y permite acercarse con vehículos hasta una rambla y, desde aquí, emprender la subida a pie hasta culminar en la divisoria de Sierra Almagrera. A lo largo de este recorrido, Fran Mulero, un gran experto en todo lo referente a la minería de la zona, explicó concienzudamente al grupo todos los detalles de cada mina que se observaba a lo largo del itinerario: Guzmana, Madrileña, Venus Amante o Templanza, son algunas de ellas.
Uno de los objetivos de este recorrido por la sierra era llegar hasta una de las bocas del túnel que la Sociedad Argentífera de Almagrera perforó para que lo atravesara el pequeño ferrocarril que puso en marcha con el fin de aumentar la capacidad de transporte de mineral de hierro hacia el embarcadero de Cala de las Conchas. Con anterioridad, había en servicio un cable aéreo que hacía estas labores y que dio muchos problemas a sus propietarios. Aún se pueden contemplar los restos de la estación de carga y algún que otro basamento de los postes de sustentación, aunque todo muy deteriorado, por lo que es muy difícil comprender sin una explicación clara. Con el pico Tenerife a escasos metros, la visión del mar desde este punto es un privilegio.
Tras un descenso prolongado hasta el lugar en donde se encontraban los vehículos, el grupo se dirigió hasta el barranco del Chaparral para comprobar el estado de la cabria que servía al pozo de la mina Encantada. Desgraciadamente, la situación de este elemento único del patrimonio industrial almeriense es alarmante, a pesar de ser un bien protegido.
Tras la comida en Herrerías, una breve visita a la central eléctrica, al antiguo trazado del ferrocarril de Herrerías a Villaricos de la Societé Minière d’Almagrera y a la casa del ingeniero y arqueólogo Luis Siret, para continuar hasta las instalaciones de carga de minerales de la Cala de las Conchas y su espectacular plano inclinado automotor que permitía salvar el enorme desnivel que existe entre los yacimientos y el embarcadero.
El pausado recorrido por los distintos niveles en los que se disponen el complejo para adecuarse a la orografía del terreno permite comprender perfectamente el sistema de almacenamiento y carga a los buques que se disponían perpendicularmente al embarcadero metálico, hoy desaparecido.
El atardecer otoñal y el mar en calma fue un regalo para los sentidos que las cámaras fotográficas de los componentes del grupo se encargaron de captar. Punto y seguido de un día fantástico.
REDACCIÓN ASAFAL