En materia de comunicaciones, la historia reciente de la ciudad de Almería y de su provincia ha estado marcada por su “insularidad” respecto al resto de la península, así como por el síndrome de periferia, causa principal de lo anterior. Si el ferrocarril llegó con años de retraso y concebido fundamentalmente para el transporte de minerales y materias primas, con la consiguiente decepción de la población que esperaba un mejor servicio para los viajeros, ni siquiera llegaron a cuajar los distintos proyectos de tranvías urbanos e interurbanos que se plantearon a comienzos del siglo XX para la ciudad.
Las grandes transformaciones que han acaecido en esta provincia a lo largo del último tercio del siglo pasado y comienzos del actual (desarrollo económico, aumento de la población, etc.) no se han reflejado en la mejora sustancial del transporte ferroviario, con gravísimas carencias heredadas de esa concepción decimonónica, como tampoco han movido a un cambio radical en el transporte colectivo urbano y metropolitano, basado exclusivamente en el uso del autobús, un servicio que hoy por hoy se muestra incapaz de dar una respuesta adecuada a la creciente demanda de movilidad de los ciudadanos.
Hace cien años la población costera se circunscribía a Almería, Adra y pequeños municipios del levante almeriense, y en aquel entonces era lógico que la idea de un ferrocarril costero careciera de fuerza y argumentos, a diferencia de lo que sucedía en la vecina Málaga con las líneas de vía estrecha a Fuengirola, por un lado, y Vélez-Málaga, por el otro. La primera de ellas se ha aprovechado para reconvertirla en la actual línea de Cercanías de Renfe, que en este momento se está desdoblando y soterrando casi en su totalidad en el denominado Proyecto Tren Litoral. La de Vélez-Málaga, que se desmanteló en su momento, se encuentra hoy felizmente recuperada en parte gracias al primer tren-tranvía de Andalucía que une este municipio con Torre del Mar y que próximamente se va a extender hasta el barrio malagueño de El Palo a través de Rincón de la Victoria.
Hoy en día, sin embargo, el 65% (400.000 h.) de la población de la provincia de Almería se concentra entre la capital y el poniente (Roquetas de Mar, Vícar, La Mojonera, El Ejido y Adra), haciendo de la conexión ferroviaria a lo largo de este eje no ya un simple deseo, sino una perentoria necesidad. Precisamente, el tren-tranvía de Vélez-Málaga es uno de los modelos en los que ASAFAL basa su propuesta de creación una red de tranvía o metro ligero urbano e interurbano que signifique un cambio radical en la actual concepción del transporte de la ciudad y municipios próximos, conformándose una malla de servicios públicos capaz de modificar los hábitos ciudadanos y desincentivar el uso del vehículo privado. Veamos su justificación.
A finales de 2006 la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía publicó un dato alarmante sobre la realidad del tráfico en la provincia de Almería: la existencia de 406.115 vehículos a motor para una población de 612.315, es decir, 700 por cada 1.000 habitantes, lo que supone el doble de la media nacional. Estas cifras, de por sí espeluznantes, son especialmente preocupantes en la capital, en donde más de 270.000 vehículos se dirigen al centro diariamente, cantidad que, de no ponerse remedio, se verá incrementada en 50.000 vehículos en los próximos tres años, es decir, el colapso total.
Actualmente, el servicio público de autobús urbano e interurbano se muestra incapaz de dar solución a estos problemas por varias razones: comparte calzada con el tráfico privado y, por tanto, sufre los efectos de los atascos, produciéndose una escasa fiabilidad de los horarios, algo fundamental cuando se trata de utilizarlo por motivos laborales; la flota, aunque moderna, está compuesta por vehículos sobredimensionados, enfocados a sustituir frecuencia por capacidad; inexistencia de carriles-bus; el escaso civismo de los conductores que ocupan las zonas de parada dificultan el acceso a los usuarios, sobre todo a personas con movilidad reducida, los carritos de bebé o sillas de ruedas. En definitiva, se trata de un servicio ineficaz, lento e impuntual que, por sí solo, no ofrece ventajas sustanciales para dejar el coche en casa. Los datos vuelve a demostrar esa ineficacia: solo el 6% de los 400.000 desplazamientos diarios que se calcula que se producen en la capital se realizan utilizando el servicio público de transporte, frente a un 20% en otras ciudades similares.
Ante esta dramática situación que, hasta la fecha, no han querido abordar ninguna administración pública, ya sea local, provincial o autonómica, salvo para dar tímidos pasos, ASAFAL decidió presentar en febrero de 2007, con el apoyo institucional de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Almería, su propuesta para la creación de una red tranviaria urbana e interurbana en Almería que conectara los puntos estratégicos de la ciudad como el Hospital de Torrecárdenas, los grandes centros comerciales, el auditorio Maestro Padilla, las playas, la Universidad, la estación intermodal, el puerto y el aeropuerto, entre otros. Así mismo, se abogaba por la extensión de esta red a todos los núcleos del poniente (Aguadulce, Roquetas de Mar, Vícar, El Ejido y Adra) mediante tren-tranvía, y se urgía al uso de la actual línea de ferrocarril Linares-Almería, infrautilizada y ociosa, para conectar los pujantes municipios del bajo Andarax y la capital mediante un tren de cercanías, adaptando sus estaciones y creando nuevas paradas junto a recientes urbanizaciones.
Además de la instalación de esta red tranviaria, eje central de nuestra propuesta, se consideran necesarias medidas paralelas que ayuden a conformar una auténtica y atractiva alternativa al uso del vehículo privado, que pueden resumirse en: una cuidada reestructuración de las líneas de autobuses para hacer que ambos sistemas funcionen de forma coordinada, sincronizando horarios y conectando el metro ligero con las áreas colindantes; trayectos de autobús más cortos que reduzcan los tiempos de recorrido y que permitan incrementar la frecuencia; creación de intercambiadores en aquellos lugares en los que coincidan varios medios de transporte; reestablecimiento del carril-bus con sistemas que impidan su uso y ocupación por el tráfico privado; creación de un billete único que permita el acceso a todos los sistemas de transporte de la ciudad y provincia; construcción de aparcamientos disuasorios en el extrarradio y en las inmediaciones de los intercambiadores; peatonalización de algunas calles del centro de la ciudad; labor educacional para la utilización de estos servicios públicos. Estas medidas pueden animar al conductor habitual a dejar el coche en casa y optar por el metro ligero, el autobús o ambos coordinadamente. El buen servicio y la costumbre de su uso harán el resto.
Resulta evidente que deben ser los responsables políticos de los municipios afectados, así como de la administración provincial y autonómica, los primeros en mostrarse receptivos para encarar un problema tan serio que no permite demora alguna. De momento, tras la presentación pública, se creó un gran debate en la sociedad almeriense en torno a la propuesta que ha culminado en su asunción por los principales partidos políticos que han concurrido a las elecciones municipales de 2007. Evidentemente, cada opción política ha trasvasado a su programa electoral los aspectos de la propuesta que han considerado prioritarios, pero ha quedado meridianamente claro que se precisan tomar medidas drásticas y novedosas para atajar el uso abusivo del coche.
Desde ASAFAL somos conscientes de que no es fácil, pero, tras la cita electoral, llega el momento de poner en marcha lo prometido en campaña y trabajar duro para que en un tiempo razonable veamos circular por las calles de Almería el tranvía y, con él, la mejora de la habitabilidad de esta ciudad y su entorno.