Pese a que la minería por antonomasia en el municipio de Gádor ha sido la del azufre, desarrollándose una importante y muy prolongada actividad extractiva y fabril, existen testimonios de actividad minera ligada a otros metales, como el plomo o el cobre, e incluso de un curioso y enigmático episodio de extracción de lignito.
En esta ocasión nos vamos a centrar en el paraje de Macaruco, un árido y escarpado conjunto de ramblas y barrancos al sur del coto de azufre de Las Balsas. Remontando la rambla del mismo nombre llegamos a las ruinas del Cortijo Ochotorena, algunas de cuyas paredes conservan aún la tradicional pintura azul mediterránea. Es en sus inmediaciones donde confluyen la rambla de Macaruco y la de las Balsas y, entre ambas, se yergue majestuoso el Cerro de las Minas. El laboreo ha debido ser históricamente muy intenso, pues se encuentra plagado de escombreras gigantescas.
En el cerro sitúa el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) un indicio de plomo, con galena como mineral principal y con el interrogante de la posible existencia de sulfuros y carbonatos de cobre.
Cabría pensar, en un primer momento, que el grueso del laboreo se corresponde con la época de explotación masiva del plomo de la Sierra de Gádor, a partir de la década de 1820, cuando tiene lugar la liberalización de la minería. Sin embargo, un curioso documento reproducido en un períodico de finales del siglo XIX aporta una perspectiva más que sugerente. La propia circunstancia de dicha publicación resulta pintoresca, y no nos resistimos a citarla.
A principios de 1883 el diario almeriense La Crónica Meridional sirvió de tribuna al debate epistolar entre un suscriptor del mismo y D. Rafael Sánchez Rosales, a la sazón alcalde de Gádor. El motivo de la polémica eran las pretensiones de los municipios de Gádor y Enix por la jurisdicción sobre el paraje de los Charcones, limítrofe entre ambos. El anónimo suscriptor concluyó una de sus cartas insinuando que el tío del Alcalde de Gádor tenía mucho que explicar sobre unos terrenos en la Redonda de Macaruco. Muy ofendido, Sánchez Rosales replicó en su condición de sobrino, que no de Alcalde, transcribiendo literalmente la escritura de propiedad de la finca de su tío en el paraje de Macaruco. Dicho documento databa del 22 de octubre de 1817 y, en su parte expositiva, se describe prolijamente la finca y sus linderos y, en particular el ya entonces denominado “cerro de las minas”. Habida cuenta de que la eclosión minera de la Sierra de Gádor comenzó más tarde, y en un primer momento únicamente en la parte occidental, cabe deducir que el paraje, probablemente, hubo de ser explotado o bien en la época del Estanco (siglo XVIII), o bien en época romana. Lamentablemente no hay más datos que aporten luz sobre la cuestión, si bien cabe resaltar que el Camino de las Fundiciones Reales pasaba muy cerca de allí, pudiendo transportar de una forma relativamente fácil la galena hasta Alcora para ser fundida.
Lógicamente, el impulso minero del siglo XIX también debió llegar a esta zona, como en toda la parte oriental de la Sierra, principalmente a partir de la mitad del
siglo, y aunque ya hubiera minas en el pasado, las grandes escombreras deben datar de esta época.
Entre estas, hemos localizado las siguientes: San Ezequiel (1858), Desesperación del Gallo (1874), Santa Rosa de Lima (1861) y El Águila Rapiña (1911).
Sin embargo, el destino de nuestra excursión no iban a ser las exuberantes minas de plomo del Cerro, sino una modesta mina de cobre, de la que no constaba su localización exacta. Entre los casi mil expedientes de concesiones mineras del municipio de Gádor posteriores a 1861 obrantes en el Archivo Histórico Provincial, nos fijamos en la denominada “Mina Segunda Parte”, al ubicarse en la llamada Redonda de Macaruco y tratarse de un mineral relativamente escaso en la comarca. Huelga decir que, estando muy próximos al poblado de la Edad del Cobre de Los Millares, cualquier indicio de este mineral encontrado dentro de su radio de acción puede resultar interesante.
En febrero de 1907 D. Ángel Ochotorena y Trujillo solicita veinte pertenencias mineras, en terrenos de Dª Dolores Trujillo. El 13 de marzo de 1908 tiene lugar el Acta de demarcación, tomando como punto de partida una excavación junto al denominado Barranco de Poca Leche, con enfilaciones visuales a la Loma de la Mula, Cerro Alfaro y Mesa Contrata, recibiendo el número de registro 30036.
Nada se sabe de esta mina hasta que, curiosamente, el 29 de septiembre de 1908 tiene lugar la solicitud de una concesión minera con el mismo nombre, para el mismo mineral y en los mismos terrenos, pero esta vez a nombre de Fausto La Gasca Rull, químico de 30 años de edad. Presumiblemente, el anterior registrador no efectuó el preceptivo pago del registro, quedando libre y registrable de nuevo, circunstancia aprovechada por La Gasca. El Acta de demarcación tiene fecha de 14 de febrero de 1909, y se le asigna el número de registro 31033. Siendo el plano indudablemente el mismo que el de la anterior concesión, el barranco recibe ahora, sin embargo, el nombre de La Zorra.
En ningún mapa actual ni histórico hemos encontrado referencia alguna a estos topónimos, pero del estudio de las visuales, y del relieve señalado en los planos, creemos haberla localizado en las coordenadas UTM 540055 E 4084040 N. La mina en sí es de unas dimensiones más que modestas. Apenas un tajo vertical, buscando sin duda alguna el filón de cuya existencia dan fe numerosas vetas azules y verdes, profundizando apenas cinco metros, y terminando en dos pequeñas cavidades.
Al otro lado del barranco pueden verse también piedras con minerales cobrizos, pero mucho más dispersas que en las inmediaciones de la mina.
En las proximidades de la mina hay también un soberbio horno de cal, en excelente estado de conservación, y apuntalado por dos contrafuertes de gran porte.
Mineralógicamente, hay que decir que la mina resulta interesante, habiendo confirmado la existencia de malaquita, azurita, conicalcita, duftita y hemimorfita, aunque existen otros minerales pendientes de analizar.
AMIGOS DEL PATRIMONIO GEOMINERO ALMERIENSE (APGA) 2016