La Asociación de Amigos del Ferrocarril (ASAFAL) ha denunciado el imparable desmantelamiento de la línea de ferrocarril entre Guadix y Almendricos.
Esta medida es consecuencia de la sentencia de cierre de esta línea decretado por el Gobierno Socialista de 1985 y coincide con la Campaña Informativa iniciada en Almería a los 15 años de su cierre.
El desmantelamiento del Ferrocarril Murcia – Granada, que Asafal califica de “importante vía de comunicación de largo recorrido que tradicionalmente ha unido Andalucía oriental con el Levante (continuación del arco Mediterráneo hasta Granada y Sevilla), cerrada por el Gobierno, es ya una triste realidad”.
El desmantelamiento coincide con la Campaña informativa “Almería, 1985 – 2000, 15 años de cierra del ferrocarril del Almanzora, Almería por su ferrocarril, ¡reapertura ya!” Según ha podido comprobar un nutrido grupo de esta asociación, “el levantamiento de vía y traviesa avanza a pasos agigantados desde que comenzara hace un par de meses en la zona Baza – Guadix, y a día 14 de Mayo de 2000 se localiza a la altura de la estación de Serón en Almería”.
La carga de material se está realizando especialmente en la estación de Guadix en la línea Almería – Granada donde se pueden observar grandes apilamientos de carril y placa.
Asafal afirma que “de nada, o de bien poco han servido las protestas de la población más directamente afectadas, desde el momento en que se anunció su cierre o desde distintas instituciones comarcales y provinciales, o de organizaciones ciudadanas como la nuestra”.
Desequilibrios Esta realidad que ahora estamos viviendo, insisten desde la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería, es otra prueba irrefutable que viene a confirmar una vez más los graves desequilibrios territoriales que padece España en materia de infraestructuras ferroviarias desde la nacionalización global del ferrocarril de la segunda mitad del siglo XX con la creación del monopolio ferroviario durante la más temprana dictadura, “siendo así este monopolio una de las más rancias herencias procedentes de este régimen que aún hoy día sobreviven y que han tenido su continuidad en los gobiernos que le sucedieron ya en la etapa democrática”.
Si tenemos en cuenta que había nacido con el ánimo de refundir en una sola red unificada y de servicio público equitativo para todos los ciudadanos la distintas líneas hasta entonces (1941) administradas en régimen de concesión por las distintas compañías ferroviarias – al fin y al cabo las verdaderas artífices de la construcción de nuestra red ferroviaria, ya muy mermada en estas últimas décadas -, el tiempo que ha pasado nos ha demostrado que la realidad ha sido muy diferente.
Recuerdan los graves perjuicios que este cierre sigue provocando en el potencial desarrollo económico y turístico de amplias comarcas del sureste español (Granada, Almería y Murcia) “pero la postura de las distintas instituciones estatales, y autonómicas andaluzas ha sido hasta ahora de total mutismo e indiferencia”.
También es sabido que mientras la Comunidad murciana mantenía sus tramos, la Junta de Andalucía tuvo en su mano la continuidad de esta importante vía de comunicación, a la que negó el pan y la sal desde el primer momento, manteniendo no obstante tres largas conexiones de Andalucía occidental (Sevilla, Córdoba y Huelva) con Extremadura.
El mismo Gobierno que decretaba el cierre de esta línea aduciendo una supuesta falta de rentabilidad, “que nadie nunca tomó en serio, decretaba sólo tres años después la construcción de una costosísima línea de alta velocidad de Madrid a Sevilla cuyos costes habrían bastado para renovar o al menos poner al día la red ferroviaria española”.