La provincia de Almería no puede tener peor balance de cómo le ha ido en materia de comunicaciones ferroviarias con la autonomía andaluza desde 1981. Bien es cierto que las competencias siempre han sido del Gobierno Central, pero no lo es menos que fue el Autonómico quien dejó caer la única conexión que tenía esta Comunidad con el Levante peninsular. Deficiente pero susceptible de mejorarla en su momento, hoy ya, ni eso es posible. Así, de entrada, toda la comarca del Almanzora quedó peor comunicada y con una prometida autovía que todavía es una quimera.Y así, nos quedamos solamente con la única salida ferroviaria a través de la obsoleta línea de Linares a Almería y Moreda a Granada. Pocas mejoras se han hecho y ahora sufrimos las consecuencias: tiempos de viaje de otra época y una explotación difícil para trenes de mercancías. Afortunadamente, se corregirá este déficit con la nueva línea de alta velocidad Murcia – Almería, aunque el retraso es más que evidente y corre el riesgo de convertirse en otra A-7 interminable. Sin embargo, el corredor transversal andaluz sigue igual de mal, beneficiando a la parte occidental y perjudicando a la oriental, ya que no se ha hecho ni una triste variante entre Almería y Granada, al contrario que entre Antequera y Marchena, donde ya hay un nuevo trazado y muy avanzado entre Antequera y Granada.Esta falta de modernas infraestructuras ferroviarias han impedido el desarrollo del transporte intermodal, que el puerto esté languideciendo y, por tanto, suponga un freno al crecimiento económico. Igualmente, la movilidad por ferrocarril de los ciudadanos de nuestra provincia es peor, ya que en este tiempo las diferencias respecto a otras provincias se han incrementado de forma brutal. Esta es la realidad actual, una auténtica injusticia con una provincia que contribuye fuertemente al desarrollo de la Comunidad de Andalucía y que necesita un impulso decidido para que tenga unas comunicaciones ferroviarias en sintonía con el siglo XXI.
Antonio Aguilera Cantón
