Era lógico que la Junta de Andalucía empezara a plantearse la viabilidad de una conexión ferroviaria entre la capital y los núcleos de población del Poniente como alternativa seria al creciente tráfico de vehículos privados. La noticia es positiva: más vale tarde que nunca, aunque mucho me temo que todavía queda demasiado camino por andar.
La nada desdeñable cifra de 330.000 personas podrían beneficiarse de un sistema de transporte, el ferroviario, que se considera básico en las sociedades modernas e imprescindible para el desarrollo ordenado y sostenible de los municipios a los que sirve. Esto parece claro, lo que no está tan claro es qué tipo de ferrocarril sería el idóneo para comunicar Poniente y capital: ¿Tren convencional, el tran-tren o ambos?
El primero de ellos lo conocemos todos por la red de cercanías de las grandes ciudades, pero el segundo es más novedoso, versátil y barato. Se trata de un tranvía o metro ligero que puede circular por trazados urbanos, en plataforma reservada, y por vía convencional en zonas interurbanas, por lo que garantiza un acceso a los cascos urbanos sin crear barreras, adaptándose a la tipología de sus trazados, alcanza velocidades de 70/100 km/h. fuera de ellos y tiene una gran capacidad. Ejemplos los tenemos en varias ciudades de España y, en Andalucía, hay varios proyectos en marcha, en distinta situación, como el de Chiclana-San Fernando-Cádiz; Málaga; Sevilla; Torre del Mar-Vélez Málaga o Granada. Es evidente que hay una apuesta decidida por este medio de transporte como una solución eficiente a los problemas del tráfico de vehículos y contaminación. No hay que perder de vista que los transportes públicos deben de estar próximos al ciudadano si queremos que presten un buen servicio y el tran-tren lo cumple a la perfección.
Estamos en la fase embrionaria de un proyecto que en ASAFAL hemos considerado desde hace años básico para crecer mejor y más ordenadamente, tanto en el Poniente como en la capital, por lo que la decisión final a adoptar entre un tren de cercanías convencional o un tren-tran será muy importante. Por ello, resultaría conveniente debatir ampliamente y que el ciudadano conozca ambas posibilidades, sus ventajas e inconvenientes, para poder opinar mejor. Al fin y al cabo, será el propio ciudadano quien lo pague con sus impuestos y lo use.
Publicado en el diario LA VOZ DE ALMERÍA – Marzo 2005