Durante el mes de marzo han comenzado unas obras de mantenimiento en el histórico edificio de viajeros de la estación de Almería. Por la apariencia de los trabajos, se trataría de unas reparaciones de urgencia para consolidar aquellos elementos que corren el riesgo de desprenderse, como ya ha ocurrido con una pieza metálica que cayó de la fachada y que pudo ocasionar un accidente a cualquier persona que suele acercarse a ver el interior a través de los cristales. Este edificio, catalogado bien de interés cultural, precisa mucho más que esta ligera intervención, obligada por la gravedad del estado en que se encuentra, para someterse a una rehabilitación integral que le devuelva su esplendor y que se reabra para lo que fue concebido: estación de ferrocarril. Ha quedado más que demostrado que la decisión de cerrarla en el año 2000 para trasladar la actividad a la anexa intermodal fue un auténtico despropósito que no ha beneficiado en nada al usuario ni ha generado ningún ahorro, sino que se ha condenado a un extraordinario edificio a la más absoluta ruina. Todavía está a tiempo el ADIF de rectificar y ponerla en uso.
