Antonio Fernández en la ruta del Transiberiano

Tras su andadura por la Cuba comunista de hace diez años (ver el artículo y fotos en esta misma web) , esta vez el compañero de ASAFAL residente en Olula del Río ha regresado a territorio ex – soviético,  siguiendo los pasos del Transiberiano, el legendario ferrocarril ruso que comparte parte del trazado con otros “grandes líneas” como son el Transmongoliano y el Transmanchuriano. Mediante este transporte, armados de paciencia y rublos, podríamos llegar hasta Vladivostok , en la costa del mar de Japón, partiendo de Moscú, en 6 días de viaje.

Antonio se desplazó a Rusia, hasta la ciudad de Ekaterimburgo (que dista de Moscú casi 1700 kms) entre la última semana de septiembre y la primera de octubre del pasado año. Durante su estancia en terreno ruso nuestro compañero contó con la inestimable colaboración como intérprete de Milena, una rusa nativa que ya le había ayudado  en su aprendizaje de esta lengua eslava a través de las nuevas tecnologías.

Durante unos diez días tuvo tiempo para pasearse en tren en pequeños trayectos por esta región asiática, a camino entre dos continentes, Europa y Asia. Probó la comida típica rusa y kazaja, (quizá la más parecida  a la española) y sufrió las inclemencias meteorológicas propias del interior, todavía soportables al no haber llegado el invierno .

La capital de la región es Ekaterimburgo, ya en terreno asiático, una mega urbe de un millón trescientos mil habitantes que da paso a las inmensas llanuras siberianas. A unos pocos kilómetros de allí, en la ciudad de Pervouralsk se encuentran varios hitos que marcan la división imaginaria entre Europa y Asia.  La separación natural entre un continente y otro lo conforma  la cordillera de los Montes Urales. Para el no informado pudiera parecer que es una cadena montañosa de grandes cumbres, sin embargo, pese a ser una cordillera de varios miles de kilómetros de longitud, no presenta montañas especialmente altas.  Prueba de ello es que su pico más alto tiene sólo 1895 metros.

A continuación mostraremos unas de las fotos que tomó nuestro amigo en las que se refleja a las claras lo agreste del paisaje ruso y la luz otoñal de la época en que realizó este viaje.

Ekaterimburgo es una gran ciudad llena de historia. Es la cuarta ciudad más grande de la Federación Rusa y anteriormente (entre 1924 y 1991) se llamaba “Sverdlovsk”.  A las afueras de la ciudad  fueron asesinados el zar Nicolás II y toda su familia y asistentes, en el famoso capítulo de la revolución bolchevique de 1918. Además de esa gran ciudad, Antonio hizo incursiones en Nevjansk, otra ciudad con varios atractivos como la torre inclinada de Midov, un personaje famoso de la época de la gran siderurgia.

En lo propiamente ferroviario, puesto que Ekaterinburgo es un importante nudo de comunicaciones, en la ciudad se halla el Museo del Ferrocarril, uno de los más completos de Rusia que está ubicado, cómo no, en el edificio de viajeros de la antigua estación de tren. Como otras ciudades, Ekaterimburgo cuenta con su barrio ferroviario, o de los trabajadores del tren.

En esta ciudad, como una gran urbe industrial que fue y que sigue siendo en la actualidad, nos informa Antonio, se fabricaban los tanques denominados T60 y T34, usados por el temible Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.

La vida es más barata en esta zona del mundo, un lugar en el que apenas llegan turistas, algunos románticos y melancólicos viajeros que han oído hablar del Transiberiano en películas y reportajes televisivos.

Texto: Francisco Sánchez Domene, según relato de Antonio Fernández. Fotos tomadas por Antonio y Milena. Antonio quiere hacer constar su agradecimiento a Milena por su ayuda en estos días de visita en Rusia.

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